Sahara Crossing TA, así fue



Piedra, arena, espacios inmensos. Todo a lo grande. También las emociones y la satisfacción de haber completado la Sahara Crossing TA, una travesía off road de 3200 kilómetros que ha recorrido de norte a sur y de sur a norte el Sahara marroquí. Dos motos y dos pilotos sin apoyo externo durante diez días de puro desierto, en total autonomía.

La idea venía de lejos… ya en el año 2000 comencé a alumbrar el proyecto. Recopilando información, leyendo sobre la región y su historia, sus guerras y sus conflictos políticos. 

Después de una pequeña incursión por la zona norte del Sahara en moto el bicho me había picado, en 2009 preparé un viejo Nissan Patrol atmosférico y con una amiga, nos lanzamos a la aventura de recorrer el Sahara Atlántico marroquí en toda su extensión en un itinerario de ida y vuelta muy similar al que acabamos de finalizar. Desde entonces han sido muchos los miles de kilómetros de norte a sur y de este a oeste, siguiendo indicaciones de guías unas veces y explorando nuevas rutas, al menos para mi, en otras. Quedaba hacer la travesía completa en moto. Ya la intenté en 2013 comenzando en Merzouga pero una avería eléctrica intermitente en la Yamaha XT600 me disuadió de llegar más allá de El Aiún.

Fue Judith la que me incentivó a intentarlo y puso una fecha. No había vuelta atrás. La Sahara Crossing TA estaba lanzada.

La experiencia de Judith fuera del asfalto era limitada pero sabiendo de su tenacidad y fortaleza creí viable la idea de hacer la travesía en total autonomía. Durante las primeras jornadas fue cogiendo soltura y en las etapas finales no había arena o piedra que la detuviera, se había convertido en una auténtica “rata del desierto”. 

En los primeros días de mayo descargamos las motos del remolque en Guelmin y nos dirigimos por asfalto hasta Assa. Unos kilómetros más y habíamos cruzado la montaña del Djebel Ouarkziz, la frontera natural del Sahara Occidental. Caía la noche y a poca distancia de la montaña acampamos. Ya estábamos en el Sahara. La noche fue movida, con el viento típico de la región y una tormenta eléctrica con lluvia. El día amaneció gris pero ya no llovía.



El país Tekna, la región de transición entre la zona dominada por el antiguo sultanato de Marruecos y las grandes extensiones pobladas por las tribus del Sahara es una de las partes más técnicas para conducir de este viaje, el ritmo fue lento mientras Judith se acostumbraba a que fuera de asfalto la rueda delantera y la trasera pueden ir cada una por su lado. También fue en la que encontramos peores condiciones climáticas con hasta 39º de temperatura. El paso arenoso del Oued Afra no resultó complicado ya que gracias a las indicaciones de unos pastores conseguimos encontrar un paso relativamente fácil. En cambio el Oued An Nakhla que en otras ocasiones había cruzado sin mayores problemas nos complicó la existencia con un tramo de un kilómetro de arena muy blanda donde sufrimos debido a las altas temperaturas y a tener que remar con las piernas para ayudar a las motos a avanzar. Poco después de cruzar el río montábamos nuestro segundo campamento.


No quedaba mucho para llegar a Smara. Allí paramos a repostar. La etapa siguiente era larga hasta la gasolinera de Oued Kraa, así que cargamos toda la gasolina posible: los veintitantos y diecinueve litros de los depósitos de las motos y otros treinta en jerrycans. Hasta el Oued Kraa rodamos por antiguas pistas del rally Paris Dakar y otras usadas por los militares y pastores. Salvo pasos aislados eran tramos rápidos y sin demasiada dificultad. A unos cincuenta kilómetros de la gasolinera tuvimos el primer encuentro serio con la arena. Un río de arena muy blanda hizo encallar a 800. Hubo que empujar mucho para salvar los apenas doscientos metros de arena. Bien entrada la noche llegamos a la gasolinera de Oued Kraa y decidimos dormir allí ya que no es recomendable adentrarse en las pistas de noche.

La siguiente etapa era larga, había que llegar hasta Cabo Barbas, ya cerca de la frontera sur con Mauritania, así que cargamos a tope otra vez con gasolina y agua. Primero por una pista militar hasta Bir Enzaren, el Pozo del Cristiano, y después por una pista del Dakar el terreno era abierto, una inmensidad sobrecogedora pero no monótona por los cambios de textura del terreno. Avanzamos rápido y al hacer la noche acampamos en medio de la nada.

Quedaban unos trescientos kilómetros hasta Cabo Barbas, una de las zonas más complicadas, era blanda y había varios ríos complicados de cruzar por la arena. En concreto el Oued Togba nos hizo sufrir de nuevo. La 800 encalló y hubo que descargarla, pasar a mano la gasolina y equipaje y empujar mucho para cruzarlo. Éramos optimistas y pensábamos que llegaríamos en el día hasta Cabo Barbas. Pero no fue así… La zona de barkhanes, dunas móviles que se desplazan con el viento, nos retrasaron mucho intentando buscar los pasos más favorables con menos arena. Seguimos intentándolo ya anochecido pero llegamos a un punto donde nos vimos rodeados por las dunas y decidimos parar. 


Cuando amaneció nos sorprendimos de haber conseguido llegar hasta donde llegamos en medio de un mar de dunas. Todavía tuvimos que pelear mucho con la arena y sortear las dunas más altas y no fue hasta medio día cuando llegamos por fin al océano de agua, estábamos ya en Cabo Barbas. Nos abrazamos llenos de satisfacción e hicimos fotos. El cuentakilómetros del GPS marcaba una cifra redonda en el Cabo, justo 1600 kilómetros que habíamos recorrido en casi seis días.


Desde Cabo Barbas hicimos 260 kilometros por carretera hasta Dakhla, la antigua Villa Cisneros. Teníamos que entregar una bandera de Villaviciosa al gobernador de la provincia que nos recibió en su despacho de la Wilaya. Volvimos a tomar rumbo sur por la carretera para retomar el desierto en Imlili en dirección a Ausserd para desviarnos más tarde hacia Bir Enzaren.
Aunque Judith ya había cogido mucha soltura en la arena decidimos modificar la ruta de subida, repitiendo un tramo de la bajada ya que el itinerario previsto atravesaba zonas blandas y arenosas del Erg Draa Afrarir que con la 800 cargada nos iban a resultar muy difíciles. Al amanecer salimos de Bir Enzaren y recorrimos la etapa más larga del viaje, 485 kilómetros hasta Smara donde llegamos ya anocheciendo. Pistas rápidas, rapidísimas y pocas paradas. Nos quedaban apenas 400 kilómetros para llegar de nuevo a Guelmin.

Amaneció con un fuerte viento que nos dificultó bastante la conducción en las pedregosas zonas del País Tekna. En varias ocasiones me sacó fuera de la pista con la fortuna de no rodar por el suelo. En muchas ocasiones el viento me obligó a conducir sentado, de pie hacia vela y era muy dificultoso. Por la tarde llegábamos a Mseied y de nuevo cruzábamos el Oued Ouarziz. Gran satisfacción, misión cumplida! Quedaban solo setenta kilómetros por carretera hasta Tantan. Era tarde para seguir hasta Guelmin y no es recomendable conducir de noche por aquellas carreteras, así que buscamos un hotel y comimos comida “de verdad” en un restaurante. La dieta que nos había suministrado Herbalife nos mantuvo alimentados y nutridos pero estábamos deseosos de echarnos algo a la boca que no fueran batidos a base de polvos y barritas…

Reto superado, Sahara Crossing TA completada con éxito que no teníamos garantizado antes de comenzar. Y ya, sin haber llegado aún al camping donde dejamos el coche y el remolque, pensando en volver otra vez.

Han sido diez días de travesía muy intensos y duros que nos han puesto a prueba a nosotros y a las motos. La 800 Adventure ya nos había demostrado durante los dos Le Petit Dakar a los que la hemos llevado que es una moto muy equilibrada y fiable, algo pesada para un viaje de estas características. La Mash Adventure 400R lo tenía todo por demostrar, es una moto nueva que ha superado con nota muy alta el desafío que le impusimos, cargando con todo el agua y equipaje que llevábamos. No esperábamos menos de ella pero si es verdad que nos ha sorprendido muy gratamente su comportamiento y actitudes.


Los neumáticos Anlas CapraX que importa en España Neumáticos Andrés, ya nos habían mostrado sus cualidades en ocasiones anteriores pero la dura prueba de recorrer estos más de 3200 kilómetros con muchos kilos de carga nos han servido para asegurarnos que su rendimiento es superior al de otros neumáticos de marcas más conocidas que hemos probado hasta hoy. Han llegado bastante enteros y con muchos kilómetros aún por rodar.



Los cascos MX-311 TOURISM de Shiro han resultado una elección muy acertada. Su pantalla nos ha protegido efectivamente del molesto viento de arena y su visor ahumado me ha evitado llevar gafas de sol. Al bajarnos de la moto también hemos podido comprobar la calidad de las gafas polarizadas de Shiro.



Agradecemos a nuestros patrocinadores la fe puesta en nuestro proyecto, sus colaboraciones han sido fundamentales para el éxito de esta aventura. 

Los asientos hechos a medida por Lolo Pámanes nos han permitido rodar cómodos durante los tramos que hemos conducido sentados y rebajados en altura para que Judith llegase bien al suelo

El arrancador Carpow K-30 que nos envió Motónity afortunadamente solo ha tenido que ser utilizado para cargar nuestros dispositivos electrónicos aunque ya teníamos plena confianza en él desde que en el primer Le Petit Dakar arrancó durante varios días una moto con problemas de alternador.


Motosystem en Oviedo y Point Moto en Gijón han puesto a punto nuestras motos con su eficiente trabajo de manera que han aguantado sin problemas la dura prueba a la que las hemos sometido.

Maria Jesús Arguelles nos preparó la dieta con productos de Herbalife que ha mantenido a pleno rendimiento nuestros cuerpos durante los diez días de viaje. No tenía mucha fe en comer a base de “polvos” pero el resultado ha sido excelente, y hasta saben bien!

La baliza Spot GEN3 que nos cedió Globalstar ha mantenido informados a nuestras familias y seguidores de nuestro avance en la ruta de modo instantáneo. Nuestro amigo Bernardo Vives ha difundido las señales que enviábamos a través de su página de Facebook Vives la Moto.

Heros 66, concesionario Mash en Madrid, nos ha facilitado la Mash Adventure 400R que ha demostrado que su nombre, Adventure, no es un mero adorno, se trata de una AVENTURERA con mayúsculas. Un fuerte abrazo Heros 66!

Y no nos olvidamos de Hotel El Manquín en Villaviciosa, Siempre Campa en Oviedo y Sidrería Maracaibo en Pola de Siero que siempre apoyan nuestros proyectos. Muchas gracias a todos.

Con esta aventura reivindicamos la campaña de la Unión Internacional de Defensa de Motociclista, IMU, para solicitar que todas las administraciones públicas españolas cumplan con la ley en lo relativo a la seguridad de los motociclistas en las carreteras y calles de nuestras ciudades.


Comentarios

  1. Eso es vida, gracias por tu publicación, un saludo

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    1. Tienes toda la razón, allí se siente uno vivo. Gracias

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