Broken Arrow parte 1


En octubre de 2013 intenté repetir la travesía del Sáhara Occidental que ya había completado con el viejo Nissan Patrol, esta vez en moto. Cargué la moto dentro del coche y la descargué en el Erg Chebbí para comenzar desde allí la singladura. Este es el relato de aquel pequeño gran viaje. Las ganas de querer compartir lo "descubierto" fueron el germen de Le Petit Dakar.

Paso unos días en el Erg Chebbi. A la hora de escribir esto no recuerdo si dos o tres cuatro, tampoco importa. Los paso preparando la moto y lo que voy a llevar en ella, visitando a mi amigo, el dueño del albergue, y a su familia en Rissani. Las ganas de montar en moto son las mismas pero la previsión es que el buen tiempo no cambie. Además con los amigos hay que cumplir y me apetece estar con ellos. Por la noche hace algún frío pero lo mejor es que durante el día no hace calor, pero es corto. Me acordaré de eso después cuando llegada la hora de ir pensando en donde dormir, las ganas de montar en moto me incitaban a seguir un poco más, y otro poco más. Algún día agotaría la luz útil del día montado sobre la Lucre. Qué delicia avanzar tras aquellos paisajes, grande, viéndolo todo desde arriba de pie sobre las estriberas y de repente un pequeño susto o el instinto de supervivencia, en momentos de éxtasis, te recuerdan que debes tener presente tu insignificante tamaño real ante lo que te rodea.


Han sido doce días de moto no diría intensos porque no he disfrutado de la excitación pura de conducir como he hecho en otras circunstancias sino más bien de una placentera armonía entre lo que me rodea, mi Lucre y yo. Me siento honrado de que los dioses de aquellos lugares me hayan permitido recorrer sus dominios sin problemas y regalándome un tiempo perfecto. Hemos pisado todo tipo de terrenos, duros, muy duros y blando, muy blandos. Lucre se ha portado bien aunque ha tenido un problema eléctrico que comenzó poco antes de llegar a El Boirat que se estuvo repitiendo en lo sucesivo. De repente se paraba. No me parecía problema de carburación, era repentino. A veces arrancaba incluso antes de detenerme, a la primera. Otra veces a la segunda o a la tercera pero siempre arrancó. En Smara con el cambio de filtro de aire no volvió a fallar durante dos días. Una ilusión porque después me volvería a fallar varias veces. La definitiva fue otra vez cerca de El Boirat. Esta vez no arrancaba. Iba a abrir la caja del filtro del aire cuando vi que uno de los cables de la bobina de alta no estaba bien sujeto. Lo fijé adecuadamente y, maravilla! Lucre arrancó a la primera. Otro problema con el que he tenido que convivir ha sido la "escasez" de muelle trasero. Aunque el Ohlins funciona a la perfección conmigo encima por aquí, con carga es otra cosa y el muelle de la TT, 36 kg. más ligera se demuestra insuficiente para la XT con carga. Me doy cuenta de ello nada más fijar 6 litros de agua en el transportín trasero y darme una vuelta cercana. Me ha hecho ir más tranquilo y trabajar más compensando con el peso del cuerpo en los desniveles, baches y demás pero ha cumplido y no ha llegado a hacer tope en ninguna ocasión. Un 9,5 final para Lucre.



Una piedra en el camino me recordó que mi destino era rodar y rodar, llegar y volver, enteros moto y yo. Aquella piedra era descomunal, del tamaño de una pelota de fútbol, clavada en mitad de mi trayectoria. Sin dejar de acelerar ni frenar deslicé la moto primero hacia ella y después en dirección contraria, así evité siquiera rozarla. El instinto hace esas cosas, no hay tiempo para pensar y por fortuna a veces resuelve de forma magistral. Había agotado mi dosis de baraka (suerte) aunque luego Allah me concedería alguna otra ración.

Tardo en arrancar en el Erg Chebbí, arrancar siempre cuesta. El plan es rodar en dirección SW trazando una diagonal rumbo a Tagunite. Noto a Lucre muy pesada pero pronto nos sincronizamos ella, yo, los obstáculos del camino y comienzo a disfrutar. La navegación es sencilla y llevo el GPS con la pantalla apagada. El cable de alimentación nuevo que he instalado y no probado no funciona pero el camino es bien conocido. Por la tarde enciendo la pantalla para comprobar mi posición y veo que me encuentro a siete km. de Hassi Sguilma, un pozo y un puesto militar de control. No se si me van a entretener así que me desvío de la pista y detrás de una colina monto mi primer vivac. No me he cruzado con nadie en todo el día sin contar el par de camiones que vi cerca de Rissani.


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