La botella de Zrig
En Saguia el Hamra me crucé con una familia que volvía en su
viejo Land Rover Santana a casa, su jaima, cerca de donde estábamos. Nos
paramos, nos saludamos en árabe y el mayor de los dos hombres que iban el coche
empezó a hablarme en español perfecto. Terminamos sentados en el suelo él contándome
su vida en tiempo de los españoles, como con España se comenzó a desvanecer la estructura tribal precedente a la colonización se desvanecía en el genérico saharaui. Me confesó que le gustaba hablar
español cuanto le era posible, no quería olvidarlo.
No tardó mucho en dar órdenes al más joven para que
preparara un zrig. El zrig es una bebida de agua, azúcar y leche, en esta
ocasión una mezcla de cabra y camella. Bebimos por turnos varias veces de una escudilla,
la misma donde se había preparado, los dos hombres, una mujer y yo por turnos. La
bebida estaba deliciosa pero tenía recelos de beber mucha cantidad porque no
estaba seguro de si habían hervido la leche, esto es pura ironía claro está, la
leche estaba recién ordeñada, ni del color, no totalmente transparente, del
agua con la que estaba preparada. Con el té sabes que al menos está bien
hervida.
Al final pusieron lo que había sobrado en una botella vacía
de agua mineral y me la ofrecieron. No pude rehusar pero tengo reparos porque
tampoco me la iba a beber, así que la guardé en la mochila.
Mis dilemas se terminaron pronto en Smara porque, junto a la
tienda donde paré a comprar agua y pan, había un mendigo que me dio mil
bendiciones cuando se lo ofrecí.
* La foto con la que comienza esta entrada corresponde a otro
encuentro con pastores. Unos buscando sus camellos y los otros de vuelta de
Dakhla a sus jaimas después de haber hecho "la compra". Por respeto
no saqué la cámara con mis anfitriones, siquiera se lo consulté. De los mejores
momentos solo hay imágenes en nuestras mentes.
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