2010. Bidán y Atlas II



Comienzo la segunda etapa en El Aiún. Cargo a tope las reservas de gasoil, agua, fruta, Marquise y unas deliciosas pastas, según los planes, vagos y mutables es probable que emprenda una travesía sin escalas hasta cerca de la frontera sur con Mauritania aunque en principio pasaré por Bojador, no son más de veinte o treinta kilómetros de desvío pero estando tan cerca, es obligado parar a reponer el gasoil gastado. Cruzo la Saquia el Hamra y me desvío por la carretera que va a Dcheira y El Hagunía. En Dcheira hago la primera parada para ver el escenario de la Batalla de enero de 1958. Una katiba de la Armada de Liberación del Sahara, Dij Tahrir, sin ninguna relación con l que fue el Frente Polisario, tendió una emboscada a un par de banderas de la Legión en una misión de reconocimiento. Los combates duraron casi un día y una noche completa y dejaron en la Saquia el Hamra cuarenta y ocho muertos por el lado español y doce por la parte marroquí. Podéis leer más información de primera mano aquí http://www.sahara-mili.net/phpbb3/vi...hp?f=10&t=2209 . Una de las consecuencias de esta batalla fue la construcción de un puesto-fuerte allí mismo, conocido como Fuerte Chacal, utilizado posteriormente por las Fuerzas Armadas Reales (FAR) marroquíes durante veinte años y hoy en ruinas.

Fuerte Chacal

Sigo unos kilómetros por la carretera que cruza la Saquia y enlaza con la que va de El Aiún a Smara y Guelta Zemur. Cerca comenzaba la pista que quería tomar, según la información de que disponía al lado de la Estación nº 5 de la cinta transportadora de los fosfatos de Bucraa. Anduve rebuscando pero no había sitio por donde pasar bajo la cinta… al final me dirigí a la estación a preguntar. Me salieron al paso militares, gendarmería y seguridad privada y a ellos les pregunté. Me señalaron la pista que buscaba que empezaba en la misma estación y que tenían cerrada con una barrera. Me dijeron que no era posible que fuera por la pista, que tenían unos problemas políticos, “pequeños y temporales” y no me podían a autorizar a entrar en la pista ya que podría ser “peligroso” – por aquellos entonces no tenía ni idea de los problemas que se habían gestado cerca de El Aiún, y eso que según tengo entendido el campamento donde protestan los saharauis está cerca de Dcheira por donde pasé sin percatarme de nada. A la vuelta por carretera si vi el cruce que había tomado días antes para ir a Dcheira literalmente blindado por ejército y policía-. No obstante lo seguí intentando, fue casi una hora de negociación… el vigilante de seguridad estaba a mi favor y me ayudaba, un par de veces le dije: “No hay más que hacer…” pero él me decía que si. Casi teníamos convencidos a militares y gendarmes cuando de la caseta de al lado salió un tipo, seguramente el jefe que debía haber estado escuchándolo todo y me dijo: “Por la pista no vas. Si quieres ir a Bojador ve por la carretera, safi (trad. “es lo que hay”). Bueno, todo tiene arreglo: sigo por la carretera y pasadas las minas de Bucraa cojo una antigua pista del Paris-Dakar (PD) por la que me puedo desviar y recobrar el itinerario previsto. Se me va haciendo de noche. Los días anteriores he procurado buscar el sitio para dormir hora y media o dos antes de que se ponga el sol pero aquí tampoco importa demasiado, estoy en una llanura sin fin, no hay nada alrededor. Paro el coche cuando me he despegado diez kilómetros de la carretera junto a una acacia solitaria. Ya de noche todavía distingo algún tráfico que se acerca hasta donde supongo he tomado la pista y se pierde en la dirección que yo había traído. Incluso a diez kilómetros de distancia, estoy medio sordo, el viento me trae el ruido de los motores de los camiones, que silencio, que cielo, que paz. Después de comer toca trabajar un rato: la rueda de repuesto en el portón trasero nunca me ha gustado y me está empezando a fastidiar el portón así que sobre la marcha meto la rueda dentro del coche, la amarro firmemente y reubico el resto de carga que la rueda ha desplazado de su sitio original, básicamente el papeo. 

Hassi Aridal
Hoy tendré que esmerarme un poco más con la navegación. Hasta ahora no me ha hecho falta tan sólo de vez en cuando desviaba la mirada al GPS después de algún cruce para verificar que el rumbo era el bueno. En el año y pico que llevo preparándome a ratos el mapa que he usado las veces que he estado por allí este se me ha metido en la cabeza, no tanto los nombres… Pero para enlazar con la ruta prevista tengo que meter unos cuantos waypoints en el GPS, y pasar por ellos... Por la noche la luna me había dicho que iba a llover… y así es. Al poco de echar a andar comienza a llover, no dura mucho, algo menos de media hora. Sigo viendo el agua caer a lo lejos en varios puntos. Sigo tranquilo. Aparecen algunos relieves y al frente un erg. Como voy sólo es más prudente esquivarlo. Comienza a llover otra vez y el terreno empieza a ponerse pesado como si quisiera tragarse al coche, empiezo a preocuparme y me doy alguna prisa por si acaso. Estoy muy cerca de un lugar mítico para mí que quiero visitar. No es más que un pozo y no me espero nada especial pero lo tengo que ver. La travesía del Sahara Occidental me rondaba por la cabeza desde hace más de diez años y ese pozo Hassi Aridal, era uno de los siete u ocho puntos por los que pasaba la ruta soñada. No me decepcionó, el sitio es bonito para mi gusto, en el lecho de un río algo encañonado y lo encontré muy limpio, es decir sin chatarras, cubos o sacos rotos, sólo el cerco de estiércol/excrementos de animales en la plazoleta del pozo, por otra parte inherente a estos lugares. En la travesía de diciembre pasado ya había alcanzado alguno de esos puntos pero Hassi Aridal me llamaba especialmente la atención. No me entretengo mucho y sigo. 

Sebja Aridal









Hoy estoy viendo muchos animales. Hay de todo camellos, cabras, ovejas… El desierto está verde, travieso auténticos prados. He tenido suerte con la temida lluvia, más arriba me ha allanado el camino por el río de arena y aquí deleita mi vista con este espectáculo de verdura exuberante. Por ahora la cosa no va mal pero donde se puede me doy prisa, Bojador no está demasiado lejos, avanza el día y si la lluvia pone feas las cosas, tengo donde refugiarme. Pero antes me entretendré aún disfrutando de la vista desde el borde de un par de sebjas más. El terreno comienza a tornarse pedregoso. Intuyo que será así hasta la costa y la única preocupación, aunque no para de llover, es encontrarme con algún arroyuelo o pequeño río crecidito… Llego a Bojador y están todas las calles inundadas, me dicen que llueve poco y no están preparados pero al menos tres veces que recuerde, he estado allí lloviendo… Encuentro un camping con habitaciones y me tengo que mudar a otra: llueve también dentro.



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